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Un órgano particular

Mario Perlaza

 

Cuando se trata de amor, nadie tiene la razón; ni los científicos más grandes que intentan descubrir su verdadera causa, ni tampoco ese órgano al cual le hemos achantado todos nuestros conflictos, el cual no tiene absolutamente nada que ver: El corazón.

 

Enamorarse no es más que el sinónimo de entregar, donde debes dar todo, pero aquí, diferente a muchos casos, si esperas recibir y a veces más de lo que das; en el amor se es ambicioso, sin miedo a decirlo porque si quiero algo ¡LUCHO POR ELLO! No dejo que nadie me lo quite, que nadie gane la batalla en la cual todos desean vencer, pero solo uno se lleva el premio: el de ser amado.

 

“El corazón manda” ¿Por qué somos tan cobardes y culpamos a algo que solo bombea sangre? Porque no somos capaces de asumir nuestra responsabilidad cuando de amor se trata, porque el hombre es cobarde y no puede aceptar que dejó de querer, que ya no siente nada, quizá porque todo se volvió costumbre; quizá porque amó tanto que no fue reciproco, quizá porque nunca hubo amor sino lo que por lo general pasa en esta sociedad: Una obsesión.

No hay nada más triste y decepcionante que oír a un joven decir: “¡Quiero pareja!”, el amor no se busca, se encuentra, cuando es forzado se convierte en una lucha interminable por el verdadero sentimiento que, a decir verdad, ya no se encontrará.  Cuando llega solo, arriba sin malas compañías como lo son: el miedo, la inseguridad y las malas intenciones; llega a ser feliz, a librarse de tapujos, de ataduras, a ser quien verdaderamente es, y a dar lo que nunca ha recibido sin temor a volver a ser lastimado. De pronto, esa sea su última parada, su último intento, pero ahí encontró lo que jamás había sentido o lo que jamás había ganado: un órgano lleno de sentimientos.

SEXO

Mario Perlaza

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

El sexo es como una forma de liberación humana, así como lo es matar para un sicario y fumar para un drogadicto. Puedo decir que me he vuelto adicto a él, por lo que soy cuando lo tengo y por lo que siento cuando lo práctico.

 

Este acto que se realiza cada que dos seres humanos hirviendo en deseo se encuentran (ya sea en la casa, oficina o ducha) es relajante, saludable y demasiado vigorizante. Estimula las neuronas,  el cuerpo se revitaliza y la mente se desarrolla debido a la gran imaginación de muchos en ese momento. De tanto Kamasutra que hay hasta muertes han ocurrido, pero qué alegría morir por echarse un buen polvo.

 

La forma en que se besa antes de la primera penetración es como el tráiler de una película: sino cautiva desde el principio, no te dejará boquiabierto al final. Esos fluidos corporales que se deslizan por las genitales mientras entra y sale ya sea un dedo o un pene, estallan con el sonido que provocan ambos cuerpos al juntarse; el aroma que se expande por todo el lugar expresa lo que los ojos tratan de callar y la boca se limita solo a exhalar gemidos que recrean la mejor escena de una película porno.

 

“¿Te bajo?” Quizá sea una de las preguntas más excitantes que pueden existir, pero, definitivamente no hay nada más delicioso que lo hagan sin preguntar. Vas al cielo y vuelves a la realidad. ¿No creen? No sé ustedes como disfrutan el sexo pero hacerlo fuerte, rápido y con ganas es la mejor manera de aprovechar dos cuerpos unidos que cada vez piden más, y que a veces exigen más de lo que pueden dar; pero, ¿qué más da? Es un ratico y nada más.

 

Con este texto no quiero herir susceptibilidades, atacar religiones o causar controversia, pero si lo logré ¡Qué bien! Así me doy cuenta que todavía hay maquinas sexuales mojigatas, digo, personas que se cohíben de hablar del tema… En fin, las relaciones sexuales son tan deliciosas como tan peligrosas, pero no por eso dejan de ser perfectas en cualquier momento del día, en el lugar menos esperado y con la persona menos indicada.

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